El intercambio cultural, un gran ejemplo de turismo sostenible

Seguro que has oído hablar sobre el turismo sostenible. Sin embargo, no es tan sencillo definirlo, ¿verdad? En este post, queremos darte las claves sobre esta forma de viajar y contarte por qué el intercambio cultural es una gran manera de practicar turismo sostenible. Si te interesa, ¡sigue leyendo!

Principales claves del turismo sostenible

La explicación más completa sobre las características del turismo sostenible las aporta la World Tourism Organization (UNWTO). Desde esta agencia de las Naciones Unidas hacen hincapié en que debe «establecer un equilibrio sostenible entre el medio ambiente, la economía y los aspectos socioculturales del desarrollo turístico».

El turismo sostenible minimiza el impacto en la cultura local al tiempo que genera beneficios, tanto económicos como en los ecosistemas. Entre los objetivos que plantea la UNWTO, se encuentra por tanto la reducción de la pobreza, la conservación de la biodiversidad y el propio desarrollo sostenible de las distintas áreas del planeta.

¿Cómo lo consigue? Primero, porque se generan los medios económicos necesarios para proteger los hábitats, por ejemplo a través de programas locales financiados con dichos beneficios. Segundo, y tanto o más importante, porque se genera conocimiento y conciencia en todos los niveles entre las personas que viajan y los locales, aprendiendo unos de otros y enriqueciéndose mutuamente.

Entonces, ¿por qué el intercambio cultural es turismo sostenible?

La respuesta más inmediata es que el intercambio cultural no es un producto de consumo, como ocurre con el turismo masivo que se ha extendido en los últimos años. Esta experiencia es una filosofía de viaje distinta, movida por las ganas de aprender y compartir conocimiento, algo que también señala la propia UNWTO al definir el turismo sostenible.

La persona que realiza un intercambio cultural viaja para descubrir una ciudad, región o país en su totalidad: su idioma, tradiciones, la historia, la forma de ver el mundo de sus habitantes o incluso oficios que dominan con maestría. Este viajero no es invasivo, se acerca con respeto y ganas de aprender.

Otro punto importante es que el intercambio se realiza en las casas de las familias con las que se comparte la actividad. Las personas se introducen en la vida habitual de los habitantes locales: residen con ellos, compran en los comercios tradicionales o, en el caso de los estudiantes, van a los centros formativos como un alumno más.

De esta manera, quien experimenta un intercambio cultural aprende sobre la cultura del destino junto a la familia que le acoge de una forma absolutamente natural. ¿El resultado? Se genera conocimiento reduciendo impacto histórico, cultural, social o natural, la base del turismo sostenible.

Por último, el intercambio cultural es un gran ejemplo de turismo sostenible porque alcanza el máximo equilibrio posible entre las necesidades del viajero y las de las personas que lo acogen. Gracias a ello, todos salen ganando y aprenden de la experiencia, generando conocimiento y vínculos que se prolongan en el tiempo.

¿Crees, como dothegap, que el intercambio cultural es parte de este beneficioso tipo de turismo? Te animamos a comprobarlo de primera mano: regístrate, sube tu experiencia y realiza un intercambio. ¡Verás cómo además de los beneficios que hemos contado en este post encuentras aún más!